Por dónde comenzar nuestra labor de documentación para desaprender: ¿J. Maynard Keynes? ¿Las obras completas de A. Smith, quizás? ¿El libro gordo de Petete? ¿The Economist? ¿Mi recordado profesor don Pedro Fraile? ¿Wikipedia? Vaya, tengo acceso a internet, así que empecemos por ahí...
Ante todo, me declaro un completo ignorante en materia de bursatilidad, acciones, billeteras virtuales, fermiones elementales masivos, plataformas de subasta, índices de Dow Jones, blockchains, NFT’s, arañas poltys, criptocuales o bittales... entre otras cosas, claro.
¿Por qué desnudarse de esta manera nada más empezar? Porque no siento vergüenza al admitirlo (cosas de la edad) y que, realmente, me encantaría saber muchas cosas sobre ello. En serio, no es coña.
Repito, es en serio. De veras. Uno es así de rarito, diantres.
Mi intención es empezar desde donde me encuentro actualmente: desde CERO. Pero la diferencia en este caso con mis otras aficiones inalcanzadas es que voy a compartir el proceso de aprendizaje a través de la dialéctica del blog . Por aquello de ser moderno.
Y en mi modernidad recién estrenada, vamos a comenzar este peculiar partido metafórico contando una historia para explicar el esquema que me ha llevado a este experimento dadaísta. Una historia muy antigua, por cierto. Por aquello de rendir tributo a la proverbial ironía de nuestro siguiente protagonista:

Desaprendizaje como camino
Cuentan que la pitonisa del oráculo de Delfos le dijo a Querefonte en el siglo V a.C. que no había nadie más sabio que Sócrates. El caso es que éste último descubrió que era, efectivamente, el más sabio de los mortales porque al menos sabía que no sabía nada, mientras que el resto de pensadores de su época sólo creían saber muchas cosas.
Uno a cero para Sócrates, el cual nos enseñaba que la sabiduría radica en la pregunta, en la curiosidad, no en las certezas que casi siempre no son tales o se pueden refutar en el futuro. Entendido, nada de certezas y a aguantar el resultado a lo Cholo. Por eso el trabajo principal de todo buen curioso es el desaprendizaje, enfocar hacia la tabula rasa como nuestro nirvana.
Desaprender como filosofía para poder llenar el hueco posteriormente. Y no, no sólo con eco.
El siguiente paso o cuestión es por dónde comenzar nuestra labor de documentación para desaprender: ¿J. Maynard Keynes? ¿Las obras completas de A. Smith, quizás? ¿El libro gordo de Petete? ¿The Economist? ¿Mi recordado profesor don Pedro Fraile? ¿Wikipedia? Vaya, tengo acceso a internet, así que empecemos por ahí...
Dos a cero ya, tenemos un punto de partida doble: Curiosidad + una fuente ingente de información. Está claro que es una información sin discriminar, lo que requerirá más esfuerzo e inversión de tiempo (¡ey!, “inversión” ya suena a lobo de Wall Street, ¿verdad?). Sin embargo, al partir de un estado de ignorancia total, el esfuerzo no es moco de pavo. Esto último significa que nos acaban de recortar el resultado.
Dos a uno. Aún por delante frente a las circunstancias. No me desanimo en absoluto. Vamos a aguantar. Bloque bajo. Resiliencia. Lo que haga falta.

...estamos jugando un importante partido contra el Ignorancia Bursátil F.C
Está claro que necesitamos revolucionar el partido desde el banco. Un revulsivo, un acicate para que esto no se espese como un partido jugado en tierra durante un día lluvioso. Voy a consultar con mi segundo entrenador, que es el que sabe de tácticas: ¡Ah, ups! No tengo staff técnico, estoy solo en esto. ¡Hasta Ted Lasso tiene ayudante, repámpanos! No importa. Me vuelvo al banquillo y lo que veo no me convence en absoluto, pura morralla, hasta que me percato que al fondo, juqueteando con su teléfono móvil, hay una jugadora juvenil que apenas mira el terreno de juego. Enfadado, me planto frente a ella, le pregunto por aquel detalle de lo que parece desidia a mis ojos y le recuerdo que estamos jugando un importante partido contra el Ignorancia Bursátil F.C . Levanta la vista; ladea la cabeza y me informa que está siguiendo el partido en una App con metadatos en tiempo real, que deberíamos cambiar el esquema defensivo a un 5-3-2 con carrileros largos, no colgarnos del larguero, que podemos profundizar más por el ala izquierda, que ganamos más duelos aéreos y tackles en la banda contraria, lo que permite salir rápido al contragolpe cambiando el sentido del juego con nuestro interior diestro y que el mapa de calor muestra que el... ¡Ey, para, para! ¿De qué demonios habla? De lo que dice su App sobre el juego, me responde con tranquilidad... ¡Eureka, eso es, buscaré una App! Será nuestro Sabas particular.
...el saber ya las alineaciones del Granada-Osasuna de turno me sirve para algo relacionado con el mundo bursátil, fíjate.
Futbit como centro de aprendizaje
Pasa el tiempo, mis retinas están resecas, hay ingentes antidades de App’s sobre bolsa, inversiones, brokers, trading de bitcoins, herramientas de análisis y cotizaciones. Todo bastante tedioso y hoy echan un Granada-Osasuna, ¡uff! En fin, vamos a verlo, ¿no? Eso es un tanto en contra, claro.
Empate a dos ya, la cosa se complica. Pero alguien de confianza me ha pasado una nueva App, un caso único, un delantero tanque que sacaré como último recurso para desnivelar la balanza. A colgar balones se ha dicho, al tal FUTBIT.

FUTBIT es una App que aúna el deporte que nos apasiona más allá del propio deporte. Nos regala una experiencia de formación a través del fútbol que nos posiciona en una parrilla de salida para entender los procesos que alguien tan ignorante como yo mismo no maneja. Y de paso, el saber ya las alineaciones del Granada-Osasuna de turno me sirve para algo relacionado con el mundo bursátil, fíjate.
Tres a dos para el curioso, finalmente. Sin embargo, no es el final. Sólo el principio. El principio de un proceso de desaprendizaje para lograr manejarte en el mundo de la bolsa y las criptomonedas. Veamos juntos cómo es la experiencia y si merece la pena. ¿Te apetece?